martes, 5 de julio de 2016

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La Caixa, (Caixabank) un sistema acostumbrado a fuertes liderazgos unipersonales

"Cuando quedaban pocos días para que se supiera quién era su sucesor, me encontré Isidro Fainé en el ascensor. No dijo nada del tema. Pero claro, como ya lo conozco, no pregunté ".Esta anécdota, contada poco después de que esta semana se hiciera público que el nuevo presidente de CaixaBank sería Jordi Gual, explica algunas cosas del funcionamiento y de la cultura empresarial de La Caixa.
El universo organizado alrededor de este grupo es amplio: está formado por una Fundación (con sus entidades asociadas y proyectos), por Criteria (con participaciones industriales tan importantes como Gas Natural o Abertis y con presencia también en Saba, Cellnex, Vithas y Suez) y, por supuesto, por el banco heredero de la entidad de crédito donde se inició el gran imperio catalán, CaixaBank, con fuerte participación en gigantes como Telefónica y Repsol.Sólo el banco, Gas Natural y Abertis suman 70.000 trabajadores en todo el mundo.
Pero los resortes de poder del grupo van mucho más allá. La Fundación, con 500 millones de euros de presupuesto, es de las más importante del mundo. Y la entidad financiera es la tercera más grande de España y primera en banca minorista, con un peso enorme en la economía real. ¿Desde dónde se gobierna este conglomerado? Desde pocos despachos. O según algunos, desde sólo uno.
Una decisión personal
Una buena prueba de ello ha sido el proceso de selección de un lugar clave: el del nuevo presidente de CaixaBank. A priori, podría pensarse que la decisión era coral o compartida. En la Fundación hay una treintena de altos cargos, repartidos entre el patronato y la dirección.Además, el Banco Central Europeo y el Banco de España debían dar luz verde al nombre de Jordi Gual, y también lo hará el Mecanismo Único de Supervisión Europeo, así como los consejos de administración de la Fundación y de CaixaBank . Pero la realidad es que la decisión ha sido responsabilidad única de la persona que está en lo alto de la estructura jerárquica del grupo: el presidente de la Fundación y de Criteria, Isidre Fainé.
Hay discrepancias sobre si este sistema es el mejor. Un veterano directivo (que, como el resto de voces de este artículo, pide mantener el anonimato) afirma que esta manera de hacer tiene sentido, teniendo en cuenta que Fainé es el presidente del principal accionista del banco. "La Fundación no tiene un 2%, tiene casi un 60% del banco", recuerda. Y va aún más lejos: "Si hubiera ido a un head hunter le habrían dado tres nombres, pero estoy seguro de que Fainé le ha dado 17.000 vueltas a la decisión y que ha meditado cuatro o cinco nombres".
Una fuente financiera aporta otra cuestión clave: el abrupto final de la anterior consejero delegado de CaixaBank, Juan María Nin, cesado hace dos años. "Este debate sobre el sucesor no se habría dado si Nin hubiera seguido", recuerda.
La lección de Nin
Nin, llamado a suceder Fainé, fue despedido tras años de distanciamiento entre él y Fainé debido a una manera diferente de hacer y también de la fuerte personalidad del consejero delegado, que no tuvo el rol obediente que han tenido históricamente los ejecutivos de la casa. Hay una cierta coincidencia en la forma en que este divorcio pesó luego en Fainé vez de apostar por Gortázar y Gual, dos figuras que, según voces del sector, mantendrán un perfil más alineado con el ahora presidente de la Fundación. "Hay diferentes modelos de gestión", reflexiona un financiero. "Por un lado, hay directivos que se rodean de gente que saben tanto o más que ellos, pero que los pueden tomar el lugar o hacer la vida más difícil;por otro, hay quien pone gente buena, correctísima, que no les dé dolores de cabeza ", añade.
"Si ahora CaixaBank quisiera fichar un consejero delegado externo, lo que fuera, pediría poder actuar con total independencia ... Pero a CaixaBank, Gual y Gortázar y todo lo demás conocen las reglas del juego", afirma una fuente conocedora de la entidad .
¿Y cuáles son las reglas del juego? "Que si a Fainé no le gustara lo que hace Gortázar, se le cargaría: antes porque era su jefe y ahora porque es el primer accionista". Según varias voces consultadas, con la decisión de dejar la presidencia de CaixaBank y quedarse en la Fundación, el financiero de Manresa no está dando un paso atrás, sino que seguirá ejerciendo el control sobre el banco.
¿Qué papel juega el consejo de administración en este modelo de liderazgo personalista?Las críticas a este modelo corporativo se repiten, y un veterano del sector lo resume en una frase: "No tengo constancia de que nunca se haya tumbado al consejo una propuesta del presidente".
Pero no hay unanimidad sobre si esto es bueno o malo y, de hecho, otras empresas del Ibex 35 calcan este modelo. "Es evidente que no es un modelo de transparencia y gestión fluida", admite un financiero. Pero esto no es necesariamente negativo. Así lo defiende un alto directivo: "En las empresas donde no manda nadie hay problemas de gestión gravísimos". Y va más lejos: "Allí donde el capital está muy desmenuzado [como es el caso] y se es muy transparente y participativo, las empresas quiebran". Preguntado sobre 70.000 accionistas que tiene el banco, esta voz replica: "No son accionistas, son inversores".
El papel de Fainé
Muchos coinciden en pensar que Fainé seguirá mandando en CaixaBank. "Por supuesto que sí: y con todo el derecho, porque para esto representa el 60% de los accionistas", dice una voz. Otra discrepa: "Sólo entrará en las cosas muy, muy importantes". "Gual tiene una personalidad fuerte y dirá su", añade una persona que conoce el nuevo presidente, que será no ejecutivo.
La obra de Fainé en el banco (ver gráfico) admite pocas críticas. "Hace cuatro días La Caja no tenía oficinas en Madrid", recuerda una fuente empresarial. Además de las magnitudes económicas, al financiero de Manresa se le reconocen otras cuestiones, como la informatización de la entidad o el buen clima laboral. "Es muy difícil fichar gente de CaixaBank. Hay muy poca rotación, la gente trabaja contenta, y eso también es Fainé ", dice una fuente del sector. Un antiguo directivo de la entidad añade un último detalle: "Ha extendido a toda la entidad la cultura de la disciplina absoluta que implementó Vilarasau", dice en referencia a quien fue presidente de la Caja entre 1999 y 2003 " .
Esta es una de las razones para pensar que Fainé seguirá mandando en todo el universo de La Caixa. "Él había sufrido mucho Vilarasau", dice alguien. "Y lo soportó estoicamente", añade otra voz. La conclusión viene de otro financiero: "Las familias repiten virtudes y defectos, y Fainé ya obedeció cuando le tocaba".
Hay quien cree que, más allá de sus funciones, el gran debate que se abre ahora es sobre el futuro de la Fundación. "El próximo presidente es el patronato, y la duda es quién será el siguiente Fainé". Es temprano para hacerse la pregunta. Lo que parece seguro es que el elegido tendrá un poder omnímodo.
http://www.ara.cat/economia/Radiografia-del-model-Caixa_0_1606639409.html
ALBERT VIDAL

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